Por: Gari Blanco
24 años no bastaron para moldear un líder, recrearlo o fortalecerlo a través de las manos de un orfebre demócrata. Suman muchos años y aún más, días y horas. Sin una luz que destelle cual aterrizaje que concrete una historia real o un camino para salir de la denominada pesadilla chavista.
Los líderes de butaca se fueron creando gracias a la magia de las redes sociales, en el especial el twitter. Son por miles. Todos fantasean con sus teorías, pero en vez de armar el rompecabezas, cada palabra pareciera que lo desarma y lo complica
Los dueños de la butaca, aquella que soporta al líder, unos apoyados por movimientos o partidos políticos, otros al libre albedrio, no reunifican, no abren espacios, no comparten ideas, proyectos, se alejan cada vez más de la posibilidad de multiplicar voces que con reales argumentos, puedan darle fin a la mezquindad y conflictos internos y genere un real camino a la consolidación de una oposición esperanzadora, armoniosa, consistente y creíble para el venezolano.
Los venezolanos siguen entrampados en una desilusión crónica creciente, aterradora y sin poder definir una salida a la oscura gestión del régimen chavista, porque algunos viejos actores ya desgastados y aburridos no quieren pararse de la butaca o no la quieren compartir, les aterra nuevas caras o perder las gananciales del gobierno.
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