Lo contrario a la decepción es la confianza o esperanza, y lo inverso a la confianza o esperanza, es la decepción, en esta disyuntiva que parece un trabalengua, se encuentra entrampado el venezolano.
Un gran número de liderazgos miembros de los partidos políticos tradicionales y algunas fuerzas emergentes de los últimos 20 años, arrancaron con mucha fuerza a enfrentarse a un gobierno que en un principio repartió flores con colores de esperanza, y que a la larga se convirtieron en espinas de decepción; pero estos líderes, en su mayoría, sucumbieron a la bonanza y tentación del régimen chavista-madurista.
Grandes negocios, contratos y burbujas verdes frenaron toda oportunidad de una oposición partidista que hiciera frente a un gobierno destructor y goloso que vino a cambiar un sistema
económico no de Venezuela, sino de personajes.
Todo lo anterior, llevó a los venezolanos a una frustración y decepción que ha sido difícil, muy difícil recuperar. Música para mis oídos y colores para mis ojos, aclaman los miembros y seguidores del actual gobierno.
Ahora, que se debe hacer o como se puede trabajar para regresarle la esperanza, la confianza al venezolano, para que vuelva a creer en sus líderes y vuelvan a salir a votar masivamente que logre derrotar al actual sistema gubernamental fracasado y corrupto. ¿Difícil o fácil? Todo depende de la lupa por donde lo veamos.
El régimen tiene 24 años y no ha renovado el liderazgo y le ha ido bien, no para el país sino para ellos. La oposición si ha renovado su liderazgo y le ha ido bien, no para beneficio de la Nación, sino para ellos. ¿Quién sigue entrampado? el gobierno, los dirigentes de oposición o el ciudadano común? por supuesto que el tercero, el venezolano pendejo.
Entonces, el regreso a la confianza está lejos y la decepción continúa más cerca. ¿Dónde está la salida, la oportunidad para Venezuela? No lo sabemos, lo que sí estamos seguros es que debemos lograr o construir un liderazgo fresco, sincero, transparente, creíble, preparado. Mientras tanto, los venezolanos seguiremos jugando la lotería, algo cruel y triste.
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