Las empresas privadas, se dedican a miles de actividades en el mundo, pero, existen actividades como la guerra, reservadas en otros tiempos para los ejércitos nacionales, que ahora resultan más efectivas si se utilizan los ejércitos privados, “mercenarios a sueldo”. No importa para quién, ni para qué, siempre que haya un buen pagador y un “emprendedor de estos menesteres”.
Desde “el asesinato del presidente Moses en Haití” o “la invasión a Venezuela. Operación Gedeón” pasando por el fenómeno del paramilitarismo colombiano, fomentado por el “Plan Colombia”, ejemplos cercanos, o “la invasión de Irak” hasta la más reciente “Guerra en Ucrania” han utilizado esta modalidad, para ejecutar acciones militares.
La guerra moderna no es simplemente un asunto de derechos y razones, de disputa entre países, que las hay, sino que los superpoderes económicos deciden por encima del interés humanitario y sin control, dónde actuar y de cuál riqueza hay que apoderarse o cuál obstáculo hay que eliminar.
Desde la antigüedad el uso de mercenarios ha sido una constante. Con el surgimiento de los Estados en el siglo XVIII y la constitución de los ejércitos nacionales, hubo una disminución considerable, hasta que, en el siglo XX, con el fin de la guerra fría, volvió su auge. Su uso intensivo se hizo explosivo con la invasión de Irak por EE.UU.
Los expertos aseguran que en la década de los 90 se desata la demanda de mano de obra armada privada. Los viejos mercenarios, aventureros solitarios, son sustituidos ahora soldados privados que se alquilan al mejor postor. La mayoría de estas empresas se venden como “servicios de seguridad”, otras son simplemente “ilegales”. Las empresas trasnacionales le han dado fuerza a esta modalidad, utilizando estos ejércitos para el resguardo de sus operaciones en países como Iraq, Colombia, Afganistán.
Los gobiernos norteamericanos tienen tradición en el uso de estas fuerzas paramilitares, La historia destaca a Reagan, Bush, Clinton entre los más activos demandantes de estas fuerzas. Se asegura que cerca de 400 compañías militares privadas operaban en Iraq.
Entre las principales empresas de mercenarios, destacan: Blackwater, norteamericana, fundada en 1997, ha participado por encargo del gobierno norteamericano en Yemen, Afganistán, Irak, entre otros países. Sumida en diversos escándalos, desde 2009 cambio de nombre por Academi. Ha estado en la lista de empresas para actuar y derribar el gobierno de Venezuela.
Defion Internacional, opera desde Perú, recluta y capacita personal. Se le conocen operaciones en Dubai, Filipinas, Sri Lanka e Irak. Triple Canopy, fundada en 2003 por exmilitares norteamericanos, ha trabajado en Irak, Haití y México. Otras conocidas son, Garda World con operaciones conocidas en Irak y Nigeria. Titan Corporation tiene denuncias de tortura en Abu Ghraib. DynCorp, de Estados Unidos, obtuvo en 2003 un contrato por 50 millones de dólares para reconstruir la policía iraquí, fue acusada en Yugoslavia por robo y rapiña, esta empresa entrenó paramilitares en Colombia. La empresa Vinell, también ese año, fue contratada por el Pentágono con 48 millones de dólares para formar la primera división del nuevo Ejército iraquí. Su tarea era instruir a 12.000 soldados de infantería en un año. En las primeras confrontaciones a nivel de escaramuzas desertó más de la mitad de los efectivos. En Venezuela es celebre Silvercorp USA, empresa utilizada para entrenar y coordinar “la fracasada incursión marítima de Macuto” que buscaba deponer el gobierno.
Actualmente en la guerra de Ucrania, ambos bandos se nutren de estas fuerzas mercenarias. Del lado ruso, esta el famoso el Grupo Wagner integrado por exmilitares rusos, se atribuyen la ocupación de varios territorios de Ucrania. Por su parte el ejercito de Ucrania se tiene información que abrió un contingente internacional que se nutre de mercenarios norteamericanos, sirios, polacos, sudafricanos y hasta colombianos, entre otros.
Los soldados corporativos como también se les llama son, sobre todo, británicos y estadounidenses, pero también sudafricanos, australianos, nepalíes, chilenos, españoles, en Latinoamérica se nutren principalmente de colombianos, peruanos y ecuatorianos.
Para tener una idea del negocio de la guerra, mediante esta modalidad, se conoce que en Iraq tenían el triple de empleados que los militares británicos allí destinados. Por cada 10 soldados extranjeros que sirvieron en Iraq, al menos uno era un mercenario. En su momento se calculó en 40.000 los soldados corporativos en Iraq, siendo la cuarta parte norteamericanos según The Washington Post.
Fuera de la ley
Los contratados por las empresas militares privadas carecen de la entidad de las fuerzas armadas y también de su disciplina y acatamiento de códigos. Están literalmente fuera de la ley. Su perfil medio presenta a un hombre blanco de treinta y tantos años, con un mínimo de 10 de servicio en fuerzas armadas activas o especiales, con experiencia en operaciones antiguerrilla o antiterroristas.
En 1989 las Naciones Unidas aprobaron una convención internacional contra la utilización de mercenarios. Solo fue ratificada por 22 países. Aún no existe una normativa internacional aceptada que controle esa industria. Eso preocupa porque las empresas privadas pueden hacer cosas que serían inaceptables para las fuerzas armadas regulares.
(Texto Recopilación de diversas fuentes).
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